
(Thondup con su reina norteamericana)
Andrew Duff en “Sikkim. Requiem for a Himalayan Kingdomâ€, a quien sigo en esta entrada, comenta lo que el oficial polÃtico indio Apa Pant (el Oficial PolÃtico cumplÃa una función similar a la de los residentes británicos en sus protectorados: la de supervisar la polÃtica local, asegurando que no se hiciese nada que fuese contra los intereses de su paÃs, y servir de enlace entre el Estado ante el que estaba acreditado y el Raj) pensaba de Thondup: “… su ego a veces le impedÃa comprender los lÃmites de lo que era conseguible (…) Thondup creÃa firmemente que su posición en Sikkim era mucho más que el gobierno mundano; se veÃa como el protector de la integridad del paÃs y de la fe budista allÃ.†Estas palabras resumen muy bien lo que era Thondup y ayudan a entender lo que pasó durante los 25 años siguientes.
En 1957 su mujer Sanjey Deki murió. Sanjey procedÃa de una buena familia tibetana y alguien la describió como “una muñeca de porcelanaâ€. Sanjey habÃa sido un apoyo emocional muy importante para Thondup, que era más vulnerable de lo que trataba de mostrar. La muerte de Sanjey abrió el camino a una de las hermanas de Thondup, la princesa Coocoola, que disfrutaba con los manejos polÃticos. Coocoola era atractiva y no tenÃa nada de la modestia de las mujeres de cultura tibetana. Apasionada con la causa del Tibet, mantenÃa relaciones con los agentes locales de la CIA. Otra cuestión polÃtica que le quitaba el sueño era la de los inmigrantes.
El amor es una fuerza ciega y a menudo estúpida, que casi siempre la lÃa. Algo asà le ocurrió a Thondup. En el verano de 1959 era un viudo tÃmido de 36 años con tres hijos pequeños. En Darjeeling conoció a Hope Cooke, una norteamericana 17 años más joven, que Duff describe como “aventurera, ingenua y nerviosa que estaba haciendo el viaje de su vidaâ€. A nivel personal puede que fuera lo que Thondup necesitaba, pero a nivel polÃtico…
La presentación en sociedad de Hope fue en 1961. El inicio no fue muy auspicioso. Hope no estaba acostumbrada al alcohol. Bebió más de la cuenta y acabó vomitando en el recibidor. Ésa serÃa casi la metedura de pata más inofensiva y simpática de las que cometió. Hope nunca entendió del todo el terreno minado en el que se habÃa metido. Para empezar estaba la princesa Coocoola, resentida porque le habÃan arrebatado el papel de primera dama de facto al que aspiraba. En segundo lugar estaban las Regulaciones para los Súbditos Sikkimeses, que abordaba la cuestión de con quién debÃan casarse los sikkimeses para preservar su identidad nacional. Thondup, al casarse con Hope, se habÃa pasado las Regulaciones por el forro y habÃa abierto una brecha por la que se le podÃa atacar.
Mientras Thondup vivÃa su romance, la situación geopolÃtica se le habÃa complicado al pequeño reino. Con el Tibet ocupado por China, Sikkim de repente estaba en primera lÃnea. India decidió estacionar tropas en el pequeño reino. Por si fuera poco, estaba el problema de los refugiados tibetanos. Gangtok, la capital, dejó de ser el lugar apartado e idÃlico que habÃa sido hasta entonces.
A perro flaco todo son pulgas. Justo cuando la situación geopolÃtica se habÃa complicado, apareció un nuevo lÃder en el paÃs, Kazi Lhendup Dorji, que pertenecÃa a la familia de Khangsarpas, que albergaba una vieja enemistad con los reinantes Namgyals. También Kazi tenÃa una esposa occidental, Elisa-Maria Langford-Rae a la que, desgraciadamente, le encantaba la polÃtica y salvar a la parte de la Humanidad que le tocase más próxima. Y lo más próximo en esos momentos eran los sikkimeses.
Kazi creó un partido, el Sikkim National Congress. Posiblemente las motivaciones últimas de Kazi fueran tocar poder y hacerles la cusca a los Namgyals. Su mujer, en cambio, se lo tomó como una cruzada mesiánica personal: acabar con el feudalismo y llevar la democracia a Sikkim.
El 27 de mayo de 1964 Nehru murió. Nehru siempre habÃa sentido simpatÃa por Sikkim, hasta el punto de que en varias ocasiones habÃa dicho que le gustarÃa jubilarse allÃ. Nehru habÃa trabado amistad con el joven Thondup y siempre habÃa estado dispuesto a escucharle, cuando tenÃa alguna queja que hacer. Thondup sintió que habÃa perdido a un mentor y a un protector. Durante los funerales, le dijo a Hope: “No sé lo que le espera a Sikkim ahora.â€
La ceremonia de la coronación de Thondup en 1965 fue causa de desencuentros con el gobierno indio, que querÃa poner sordina al acontecimiento, ya que no querÃa que el estado de protectorado de facto de Sikkim fuese cuestionado. La situación geopolÃtica con China y con Pakistán no estaba para muchas bromas. A regañadientes y justo antes de la ceremonia, la India aceptó que se utilizasen los antiguos tÃtulos de Chogyal (rey) y Gyalmo (reina). El joven diplomático indio y amigo de Thondup advirtió desde el primer momento algunos de los errores que se iban a cometer en la coronación. Thondup y su reina prestaban más atención a dónde sentarÃan a los huéspedes extranjeros que a la élite sikkimesa. Hope se estaba comportando como una reina de cuento de hadas, fantasiosa y caprichosa. Aun asà la coronación fue un éxito y le dio mucho relumbrón al paÃs. El problema es que se olvidaron de incluir a la minorÃa nepalÃ.
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