El fin de la Armada Ilustrada (1808-1833)

Agustín Ramón Rodríguez González el 19 nov, 2023

El fin de la Armada ilustrada (1808-1833)

Hace ya algunos años, el 27-X-2015 y en este mismo blog, planteábamos si la batalla de Trafalgar fue realmente tan decisiva como normalmente se pretende, derivado de otro trabajo anterior..

Decíamos entonces que, por sí misma, dicha batalla fue un hito, todo lo importante y significativo que se quiera, pero no la causa de la decadencia de España en la época que le siguió, con una crisis gravísima que se saldó con una casi completa ruina en la metrópolis y la pérdida de la América Hispana, salvo Cuba, Puerto Rico y las posesiones del Pacífico como Filipinas y otras islas y archipiélagos.

Todo ello agravado por la amarga y terrible división política entre los españoles, entre liberales y absolutistas, de nuevo divididos entre sí en diversas facciones, que se reflejó tanto en España como en América. Pero aquellas luchas fratricidas, en España y en América no puede decirse que surgieran por la derrota naval.

Y el hecho terminante fue que entre 1805 y 1808, la guerra de los aliados franco-españoles contra la hegemonía naval británica prosiguió, aunque en tono menor, con notorios éxitos españoles de corsarios, cañoneras y con las sucesivas victorias sobre los ataques contra el Río de la Plata en fechas como 1806 y 1807, conseguidas por marinos como Santiago de Liniers y Gutiérrez de la Concha.

Nuestro propósito ha sido analizar la actuación de la Armada en aquella tan larga y dura etapa, primero durante la Guerra de la Independencia española y después en las de la Emancipación americana, subrayando su importancia en la lucha, pese a sus decrecientes fuerzas, no tanto por la acción del enemigo como por el saqueo y destrucción causados por la invasión napoleónica, que impidió incluso el mantenimiento de la fuerza, que aún después de Trafagar seguía siendo la tercera potencia naval en los mares. De paso que el Ejército absorbió un porcentaje abrumador de los ya escasos recursos por el protagonismo de la lucha en tierra.

Lucha en tierra en la que también participó, y muy señaladamente, la Armada, tanto aportando hombres y medios para el combate regular, como en operaciones anfibias de ataque y de defensa o incluso en la guerrilla, con figuras tan destacadas como Pablo Morillo o Juan Díaz Porlier, entre tantos otros.

Cañonera española, un modesto buque que fue importante en esos tiempos críticos.

Y con el hecho decisivo de que la enorme crisis española de aquella época, tuvo su origen en que España fue invadida por un aliado, Napoleón, que llegó a ocupar la casi totalidad del territorio de la península ibérica, y que el nuevo aliado, Inglaterra, solo lo fue de hecho en este escenario, mientras que apoyó los movimientos revolucionarios americanos en su propio interés, tras haber fracasado durante siglos en sus intentos de conquista y dominación directa..

Frente a esa combinación de enemigos, poco hubieran podido hacer los gobernantes españoles en cualquier caso, y aunque hubieran sido mucho mejores que los que recoge la Historia.

Que hay ocasiones en que los presuntos aliados son finalmente mucho más peligrosos que los enemigos declarados.

Aunque el aislamiento tampoco es la solución, y menos en épocas tan convulsas como las que se vivieron entonces, inmersas en los profundos cambios que implicó la Revolución Francesa.

Sin olvidar que apenas diez años después de la derrota de Napoleón, de nuevo España fue invadida, ahora por los “Cien mil hijos de San Luis”, para imponernos un régimen opuesto.