
Los años sesenta fueron años de cambio, en los que muchas tradiciones comenzaron a periclitar. Llegó la televisión. Se inauguraron cines majestuosos. La vieja costumbre del “cine sobre ruedas†(un triciclo que proyectaba pelÃculas) fue muriendo. La gente pasó a vivir en viviendas estatales sobrias y funcionales, aunque sin alma. De pronto Charlie Chan se dio cuenta de que sus padres se estaban haciendo mayores. De vez en cuando, sus padres le presionaban con las cosas que siempre presionan los padres: ¿cuándo encontrarás un trabajo serio y que dé más dinero? ¿cuándo sentarás la cabeza con una buena chica china y nos darás hijos? Esas dos cosas las hizo Bertrand, que dejó el mundo del cómic para siempre. Charlie Chan no pudo. Como dirÃa años más tarde Bertrand: “… hay que ser prácticos. Y a Charlie… eso nunca se le dio muy bien. El pragmatismo. Al final, lo importante es ser práctico.â€
Bertrand era como el PAP y el propio Singapur, práctico. Versión de Bertrand de lo que fue la Historia de Singapur en los años que siguieron a la ruptura con la Federación Malasia: “Cuando Singapur se separó de Malasia en 1965, fue una época muy preocupante. Como cuando los británicos anunciaron que iban a retirar las tropas antes de lo esperado… Pero entonces el PAP mostró su entereza. Controló a los sindicatos para asegurarse de que Singapur resultara atractivo para los inversores extranjeros. ¡Por eso el PAP ganó las elecciones durante 16 años,! ¡de 1965 a 1981! [Pequeña exageración, pero al contrario de Bertrand: del 1965 al 1981 el PAP no es que ganase todas las elecciones. ¡Es que ganó todos los escaños! Fue en 1981 que finalmente a oposición conquistó un escaño]. SÃ, yo también les votaba. Pero no creo que eso invalide el trabajo que Charlie y yo hicimos. Sólo era cuestión de saber quiénes eran los mejores para esa tarea. Tal vez podrÃan haber hecho ciertas cosas mejor o con menos rudeza… Pero hay que ser prácticos.â€
Los sueños son muy bonitos, pero no alimentan. Charlie acabó pasando por el aro: encontró un trabajo de vigilante nocturno. Bueno, como de costumbre, halló la manera de compaginar ese trabajo con el dibujo. Su horario era de 10 de la noche a 10 de la mañana de lunes a sábado, pero sus tareas eran sencillas: inspeccionar las instalaciones un par de veces cada noche. El resto del tiempo estaba libre. TenÃa tranquilidad y un cuartito con una mesa. ¿Qué más podÃa desear?
El autor, Sonny Liew, resume lo que fueron esos años del despegue de Singapur: “Desde 1965 hasta los años 80, Singapur vivió un perÃodo de crecimiento económico asombroso. El PAP guió al paÃs a través de los cambios con destreza. Pero, como suele pasar con los cambios rápidos, muchas cosas quedaron atrás. El espÃritu comunitario de kampong [el “kampong†es una palabra malaya que designa a la comunidad rural cohesionada y tradicional. La modernización se los ha llevado en buena medida por delante en Singapur y Malasia, pero la nostalgia del “kampong†perdura en ambos paÃses] casi desapareció… y los lugares y las identidades desaparecieron de repente en pos del progreso. Puede que esos daños colaterales fueran inevitables…¿Pero se puede decir lo mismo del resto de cosas que hemos dejado por el camino? No habÃa espacio para los disconformes. Las crÃticas hacia el gobierno por parte de los intelectuales, los estudiantes o la prensa eran reprimidas. La supervivencia y la prevención del caos lo justificaban todo.â€
Durante sus años de vigilante nocturno, Charlie creó un cómic que criticaba algunas de las cosas apuntadas por Sonny Liew. El cómic versaba sobre una empresa de papelerÃa, Sinkapor Inks, regentaba por un jefe autoritario y con muy malas pulgas, Hairily. Me encanta el ingenio de Charlie. Hairily es un neologismo que podrÃa traducirse por “pilosamenteâ€, pero también recuerda al apodo de Lee Kuan Yew en sus comienzos, Harry Lee. El cómic reflejaba, entre otras cosas, la decadencia de los periódicos chinos y el retroceso de la libertad de expresión. El cómic permaneció inédito. Sonny Liew especula si serÃa por temor a las autoridades del PAP o simplemente porque, después de otros fracasos, Charlie no encontraba editor. DifÃcil de determinar.
La saga de Sinkapor Inks da pie a Sonny a hacer algunas consideraciones sobre el modelo singapureño. En su opinión, el gobierno fomentó el miedo a expresarse libremente y a salirse de la norma. HabÃa que ser muy convencionales y, en el camino, hacer mucho dinero, que era la única vara de medir el éxito o el fracaso de una persona. El terreno estaba abonado. La sociedad singapureña era conservadora y la experiencia de los años sesenta le habÃa hecho colocar la seguridad por encima de cualquier otra preocupación. Pero lo que el paÃs ganó en términos de estabilidad y progreso económico, lo perdió en términos de apatÃa, indiferencia social y falta de innovación. En cierta ocasión, asistà a una conferencia en la que Lee Kuan Yew se quejaba de que a un dependiente singapureño de unos grandes almacenes le ascendÃas a jefe de planta y allà le tendrÃas satisfecho durante los siguientes treinta años. En cambio, un inmigrante de China continental, a los dos años del ascenso, habrÃa dimitido para fundar su propia compañÃa. Eso es lo que obtienes, cuando enfatizas excesivamente el lado de la seguridad y el control: una sociedad acomodaticia, que no innova, ni arriesga.
En 1990 asumió el poder Goh Chock Tong, que ensanchó algo los lÃmites del discurso polÃtico. Charlie no aprovechó la oportunidad para reintegrarse al mundo activo del cómic. Pensaba que aceptando los lÃmites del discurso público y el mecenazgo comprometerÃa su libertad artÃstica, lo más importante para él. Durante los ochenta y los noventa Charlie harÃa muchas obras paródicas de las polÃticas de ingenierÃa social del gobierno (limitación de la natalidad, contra el pelo largo, fomento de la natalidad de los más ilustrados…), pero no las publicarÃa.
Cuando Charlie tenÃa 50 años, su padre se jubiló y se entregó con entusiasmo a las apuestas en las carreras de caballo, que es una manera como otra cualquiera de perder el dinero; posiblemente sea más divertida que perderlo comprando criptomonedas. Poco después el padre sufrió de problemas cardiacos, que hacÃan necesario un bypass coronario. En Australia hubieran podido tratarlo, pero no tenÃan dinero para el tratamiento. Optaron por operarlo en Singapur, aunque no tenÃan dinero ni para eso. Tuvieron que pedir prestado a familiares y amigos. La operación no salió bien y el padre murió con 72 años. A Charlie le quedó el resquemor de que las cosas habrÃan salido de otra manera si él hubiese sido mejor. Las preguntas de sus padres sobre su futuro debieron entonces de volver del pasado para fustigarlo.
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